



Convencido de que todo lo bueno debe ser hermoso, el ciego Pablo declara su amor a Marianela, una joven huérfana de gran corazón pero de aspecto físico muy poco agraciado. La muchacha, atraída a su vez por los muchos encantos de Pablo, no tarda en convertir el cariño del ciego en la única razón de su existencia. Pero la llegada al pueblo de un oftalmólogo dispuesto a operar a Pablo para devolverle la vista arroja malos presagios a la relación entre ambos jóvenes.